Una vez vi a una chica en una parada de autobús. Quise conocerla y me acerqué a ella. Me miró y me susurró pidiendo que llamara a una ambulancia porque estaba sintiendo que algo fallaba en su corazón. Rápidamente, llamé. La ayudé a salir de un paso peatonal subterráneo, expliqué su estado al personal de la ambulancia y les dejé mi número de teléfono. Al día siguiente, veo la llamada entrante de un número desconocido, descuelgo y oigo: “Hola, gracias por todo. Me llamo María“. Desde entonces estamos juntos
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El amor nos hace sentirnos vivos “Cuando te levantes por la mañana, piensa en el precioso privilegio de estar vivo: respirar, pensar, disfrutar… amar” A menudo perdemos el rumbo, nos dejamos llevar por esas bifurcaciones de la vida donde priorizar aquello que en realidad no nos ofrece la felicidad. Las presiones, las preocupaciones, los objetivos laborales, la necesidad de acumular más y más bienes materiales… ¿qué sentido tiene todo ello? Valoremos aquello por lo que merece la pena vivir, apreciemos el privilegio de estar vivos y de amar y ser amados.
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