Conocí a un chico, mi alma gemela: me leía el pensamiento terminando mis frases, cumplíamos años el mismo día. Más no se podía pedir, ideal. Empezamos a salir, un romance relámpago. Tras 4 meses de relación, me propuso matrimonio. No le conté mucho a mi madre sobre mi pareja, él tampoco habló de mí a sus padres. Lo invité a mi casa para presentárselo a mi familia. Resultó que nuestras madres se conocían entre sí, dieron a luz juntas en el mismo hospital, hasta estaban en la misma habitación y luego perdieron el contacto. Mi futura suegra tenía poca leche en aquel momento, mi madre alimentó a mi chico con la suya. Mi hermano de leche, mi querido marido, un yerno precioso.

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