Mirar con el corazón
Se dice que sabes que estás enamorado, cuando empiezas a mirar con el corazón en vez de hacerlo con la vista. Obviando los defectos de la persona a la que quieres o las imperfecciones de su exterior. Son cosas que simplemente no te importan, porque se ven tan pequeñas en comparación a lo que ella te puede brindar. Y te das cuenta que desde un principio, nunca fueron un impedimento.
Pero vivimos en un mundo dominado por las primeras impresiones. Estamos al pendiente de lo que dicen los demás, cuidamos cada detalle de nuestra apariencia y lo que damos a entender a los otros. Resulta tan difícil hoy en día, darle una oportunidad a los ojos del corazón para que observen por nosotros.
Y mientras el tiempo transcurre, podemos estar desperdiciendo tantas oportunidades y tantos momentos de gran valor. Nunca nos paramos a pensar en las posibilidades que tenemos cuando se trata de amar. Nos empecinamos en vivir romances perfectos con personas ideales, sin aceptar que ambas cosas son inexistentes. Nos gusta engañarnos y vivir historias irreales, quizá porque tememos enfrentarnos a la realidad y a nosotros mismos. ¿Cuántas veces no ha sucedido esto todos los días, en diferentes partes del mundo?
¿Valdrá la pena comenzar a mirar más allá de las apariencias?
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El amor nos hace sentirnos vivos “Cuando te levantes por la mañana, piensa en el precioso privilegio de estar vivo: respirar, pensar, disfrutar… amar” A menudo perdemos el rumbo, nos dejamos llevar por esas bifurcaciones de la vida donde priorizar aquello que en realidad no nos ofrece la felicidad. Las presiones, las preocupaciones, los objetivos laborales, la necesidad de acumular más y más bienes materiales… ¿qué sentido tiene todo ello? Valoremos aquello por lo que merece la pena vivir, apreciemos el privilegio de estar vivos y de amar y ser amados.
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